Zohran Mamdani
desafía a Trump y zarandea al 'establishment' demócrata desde Nueva York
Historia de Javier de la Sotilla - 5 minutos de lectura
Zohran Mamdani desafía a Trump y zarandea al 'establishment' demócrata desde Nueva York
El perfil de Zohran Mamdani –joven, inmigrante y musulmán– fue lo que más llamó la atención de los análisis políticos tras su victoria en las primarias demócratas a la alcaldía de Nueva York. Pero quizás ninguno de esos tres rasgos sea la principal clave del éxito de su candidatura, sino su capacidad de leer el descontento de los votantes con las élites del partido y de ofrecer soluciones que mejoren la vida de la clase trabajadora.
Durante la resaca electoral del pasado 5 de noviembre, mientras los demócratas se preguntaban por qué Kamala Harris había perdido frente a Donald Trump, Mamdani salió a las calles de Nueva York y lo preguntó directamente a sus conciudadanos. Vestido con americana y corbata, con un micrófono en la mano, el asambleísta habló con decenas de votantes y escuchó atentamente sus quejas. La mayoría de los que aparecieron en el video que publicó en sus redes sociales había votado a Trump o se había quedado en casa.
Mamdani no replicaba sus argumentos, simplemente atendía a sus preocupaciones. Al final del cuestionario, ofrecía soluciones: “El año que viene hay elecciones a la alcaldía. Si hubiera un candidato que prometiera congelar los alquileres, hacer que los autobuses fueran gratuitos y hacer realidad la guardería universal, ¿apoyarías esas medidas?”, preguntó a uno de sus entrevistados. “Por supuesto”, respondió. Seis meses y medio después, el martes ganó las primarias del Partido Demócrata en Nueva York y va camino de convertirse en noviembre en el próximo alcalde de la ciudad.
Tras su victoria, el aparato mediático MAGA se lanzó a diseminar mentiras sobre él. Pero Mamdani, nacido en Uganda y naturalizado en EE.UU., no es un “inmigrante ilegal”, ni tiene ninguna conexión con los atentados del 11 de septiembre del 2001 o el yihadismo, ni ha pronunciado la frase “globalicemos la intifada”, ni es comunista, aunque sí socialista. Aun así, Trump dio alas a estas afirmaciones en la Casa Blanca y repitió la falsedad de que es un indocumentado, añadiendo que “vamos a investigarlo” cuando se le preguntó por su deportación. También dijo que, si como alcalde se niega a colaborar con los agentes migratorios, “entonces tendremos que arrestarlo”.
Mamdani respondió a la amenaza de forma contundente: “Ayer, Donald Trump dijo que debería ser arrestado, deportado y desnaturalizado. Dijo esas cosas no tanto por quién soy, sino porque quiere desviar la atención de por lo que lucho”, afirmó. “Estas declaraciones no solo representan un ataque a nuestra democracia, sino un intento de enviar un mensaje a todos los neoyorquinos que se niegan a esconderse en las sombras: si habláis, vendrán por vosotros”. Y continuó: “No aceptaremos esta intimidación”.
Zohran Mamdani, candidato a la alcaldía de Nueva York
“Trump dijo que debería ser deportado. No lo dijo por quién soy, sino para desviar la atención de por lo que lucho”
La ciudad de Nueva York, paradigma cosmopolita del progresismo y la acogida de inmigrantes, no representa a Estados Unidos, ni sus acontecimientos políticos deberían servir de base para un análisis general definitivo. Pero el desorientado Partido Demócrata puede observar en la victoria de Mamdani un camino hacia su reconstrucción.
Como reflexiona el senador independiente Bernie Sanders en un reciente artículo, el partido puede elegir entre “seguir impulsando políticas que mantienen un sistema económico y político corrupto y manipulado, e ignorar el sufrimiento del 60 % de los estadounidenses que viven al día” o “puede aprender la lección que nos enseñó el martes la campaña de Zohran Mamdani”. Esa lección, continúa el senador, es la necesidad de tener candidatos que tengan “el valor de abordar los verdaderos problemas económicos y morales a los que se enfrenta la mayoría de nuestro pueblo, hacer frente a la codicia y el poder de la oligarquía y luchar por un programa que pueda mejorar la vida de las familias trabajadoras”.
Si algo demostraron las dos victorias presidenciales de Trump, en el 2016 y el 2024, y confirman las sucesivas encuestas, es que la clase trabajadora está cansada de los políticos tradicionales, cuyo formalismo los aleja del pueblo y tampoco han sido capaces de solucionar sus problemas más acuciantes: el aumento del coste de la vida, el estancamiento de los salarios y la creciente desigualdad.
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En su discurso vengativo y apocalíptico, Trump señaló a un culpable, o “enemigo interior”: el establishment demócrata, que según él habría colaborado durante años en una “invasión” de inmigrantes por la frontera sur, de “animales” que “están envenenando la sangre de nuestro país” y empeorando las condiciones de los trabajadores estadounidenses, dijo en diciembre del 2023, cuando lanzó su tercera campaña electoral.
Mamdani, que no ha recibido el apoyo de ninguna figura destacada del Partido Demócrata salvo Alexandria Ocasio-Cortez, también rechaza con firmeza a su establishment, pero lo hace desde una posición completamente opuesta. Dice que el capitalismo tiene fallos que deberían corregirse, pues el sistema actual excluye a la mayoría social y discrimina a las minorías para empoderar al 1% más rico. Condena la falta de claridad sobre la agresión de Israel sobre Palestina y asegura que arrestaría al primer ministro Beniamin Netanyahu en el momento que pisara Nueva York. Y su financiación se basa en pequeños donantes individuales, en vez de las grandes fortunas que suelen bañar las arcas de demócratas y republicanos.
Con su victoria contra pronóstico por más de 12 puntos, con el 56% de los votos, sobre el exgobernador del Estado, Andrew Cuomo, Mamdani derrotó al candidato del establishment demócrata, que había recibido el triple de donaciones (25 millones de dólares frente a 8 millones). Entre los mayores apoyos de Cuomo, se encontraba el inversor Bill Ackman, quien apoyó a Trump en las elecciones presidenciales.
El progresista ganó con mayor contundencia entre los mismos grupos de población que causaron una sangría de votos para el Partido Demócrata en los comicios que perdió Kamala Harris: los jóvenes y los latinoamericanos. Su victoria abre la puerta a que otros candidatos del partido abandonen su elitismo y abracen un discurso abiertamente de izquierdas, que responde a los intereses de la mayoría social y no al de donantes multimillonarios.
La Vanguardia